domingo, 31 de agosto de 2014

Padre nuestro



Padre nuestro que estás en los labios,
santificadas sean las fosas de los mares
y el pensamiento sutil que imagina el albatros.

Padre nuestro que habitas cada cuerpo,
gracias por la pequeña muerte en que culmina el acto,
por la impecable simetría de los ojos de los niños,
por el fango, la libertad, los amigos.

Padre nuestro que estás en la música,
benditos sean los metales,
las manos de Víctor Jara, los cipreses,
las vides, el comienzo de la borrachera.

Padre nuestro que estás en la belleza,
si de verdad existen las constelaciones,
que se desnuden en la playa sin fin del firmamento
y en el mar de mí mismo prolifere,
una paz perpetua con gorriones.

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