sábado, 30 de agosto de 2014

Las estanterías


Urbe donde pulula
una densa multitud

que por la noche me monta

una gran algarabía.



Durrel y Nabokov

juegan con Ada y Justine.

Cátulo y Garcilaso

hablan de amores perdidos.



¡Amadas estanterías!

Minúsculas metrópolis

donde viven mis maestros, mis amigos,

siempre preparados

a peregrinar conmigo.



Madera fragante de literatura,

donde las musas de mi juventud

retozan con los faunos

emboscados en mi edad madura.



Arbol frondoso que me tala el tiempo,

leñador feroz a sueldo del olvido.

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