En tus hermosos ojos de azabache
me aguarda un
cuervo indescifrable,
un calamar vestido de tipógrafo,
los escorpiones hermanos del carbón,
toda la carbonilla de la infancia.
En tus hermosos ojos
persisten exiliados
los celos que pusieron cerco a Otelo,
el Mar Negro, los esclavos.
La brea y el café juegan
dentro de tus ojos,
son como huevas de esturión
alimentando a una pantera negra.
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