domingo, 31 de agosto de 2014

Nubes



Bebo las nubes por ella.
Las nubes se inventaron para que nuestra imaginación juegue con ellas.
Veo, veo ¿Qué ves? Un cabello, un caballo,  a una cortesana, a una corte infectada de gusanos, a una ballena vacía, a un elefante borracho abusando de una hormiga.
Veo Atenas en el siglo de Pericles, Alejandría, Samarkanda y el metro que une Lavapiés con Katmandú.
La tormenta me atormenta. Nubes negras como pellejos de vino.
Llueve, llueve en el país del Nunca Jamás.
Cada nube es un poema ¿Quién lo sabrá descifrar?
Hermana nube, andas siempre a la deriva, tan perdida como yo.
Nubes, almas de barcos felices, naufragados antes de que el tiempo fuera hecho.
Nubes, perfectas muchachas núbiles, volando siempre desnudas por los Campos Elíseos del cielo. Islas del paraíso, flotando con la pereza del cerdo en rojos atardeceres.
¡Lluvia, lluvia. Húmedo sueño del cielo!

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