domingo, 31 de agosto de 2014

Aquel verano



El azul turquesa se inventó
para que yo te viera desnuda
aquel verano en el cabo de Caballería.

Un dios propicio nos regaló
un ramillete de atardeceres,
no éramos muy dados al amanecer
después de aquellas inagotables noches
con la playa, las estrellas y los ataques
por tierra, mar y aire de la alegría de vivir.

El tiempo, que todo lo borra,
ha hecho trizas toda aquella felicidad,
mas la memoria trata con cariño de recomponerla,
Y mi corazón se acuerda con locura
de aquel bendito verano.

¡Cómo olvidar la luz de tu cuerpo
en estos tiempos sombríos!

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