sábado, 6 de septiembre de 2014

La palabra perdida



Hay que recuperar la palabra perdida,
sepultada en el hedor de las guerras civiles,
en la belleza de los ríos entrepiernas.
en el nirvana de la muerte para siempre,

Hay que buscar la palabra perdida:
que la palabra “arma” se acurruque con su fabricante
y amante con amado se hundan
en el atroz abismo del dinero.

La vida aún tiene hechizo, tenemos vocación de vocablos,
el gusto de acariciar la palabra recién encontrada.
Palabras cómplices, palabras amantes,
palabras amigas, palabras admirables.

Palabras que evocan cuerpos de adolescentes radiantes:
Maribel ¿dónde para la belleza de tus ojos?
Patricia ¿recuerdas el fuego de nuestro ardor?
Cecilia, tu cuerpo era una frase perfecta.

Palabras de libros que nunca olvidaré:
libros con tormenta como “El rayo que no cesa”,
libros solares como “A la sombra de las muchachas en flor”,
libros para amar como el maravilloso “arte de amar”,
libros obscenos como “El trópico de Cáncer.”


Ha llevado mucho tiempo
aprender a articular palabras,
tantos siglos de gruñidos y de gritos
para ascender al milagro de decir:
“La vida es una sombra pasajera.”

Cómo no asombrarse de poder recordar
sitios que me han traído aquí:
Valencia de Alcántara, Londres, Barcelona,
Amsterdam, Katmandú, Menorca,
¡Ser un romero en la vida!

Cuando sólo queden ruinas
del viejo piso en que habitamos,
ha de seguir viva la palabra.
Cerca ya del final, aún te podré decir:
“Mi corazón es una fiera voraz
que se alimenta de palabras.”

La vida es un pequeño barco de vapor
que conversa dulcemente con el cielo.
Principio del formulario

No hay comentarios:

Publicar un comentario