sábado, 6 de septiembre de 2014

España



Ayer la maravilla de Altamira

donde el ojo alumbra y admira.

Mañana los paraísos fecales,

los jueces, magistrados y fiscales.



Ayer la Inquisición, la piel churruscada

por un fanático llamado Torquemada.

Mañana un país entero privatizado,

del gancho de la carnicería colgado.



Ayer un psicópata enano

masacra bestialmente al compatriota.

Mañana un registrador servil y lelo

defeca un país paralelo.



Ayer la Iglesia es un parásito repugnante,

la Banca Vaticana un batracio gigante.

Mañana la Iglesia es un parásito repugnante,

la Banca Vaticana es un batracio gigante.



Ayer un trapo de colores de señuelo

embelesando zánganos con sangre de colores.

Mañana una colonia de drones

cortando al enemigo los cojones.



Ayer ser maricón nunca homosexual,

yendo a chirona por no ser igual.

Mañana rienda suelta al instinto

porque todos somos distintos.



Ayer mordazas para que no hables

y lo que es peor, ruido de sables.

Mañana lo imposible de imaginar,

agoniza la música militar.



Ayer el Servicio militar

para aprender a matar, matar, matar.

Mañana la caricia prevalecerá,

sólo la muerte morirá.



Ayer mandaban las Cajas de Ahorro

y estaba prohibido el porro.

Mañana el cuerpo adoraremos.

y cada día renaceremos.



Ayer proliferaba la corrupción,

la hostia era la única salvación.

Mañana no está aún imaginado,

os mando un abrazo, emocionado.




En el segundo Acto de Hamlet, Polonio, padre de Ofelia, pregunta a Hamlet ¿Qué leéis, señor? Y éste le responde:”Palabras, palabras, palabras”. De eso trata este poema.

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