sábado, 6 de septiembre de 2014
Al nacer
Cuando nacemos
lloramos sin consuelo
al darnos cuenta de que llegamos
a un infinito escenario de locos.
Gritamos como posesos
porque entendemos de pronto
que sin pedirnos permiso
estamos a punto de arribar
a las orillas de un país extraño,
donde verdugos y víctimas
juegan una partida de ajedrez
donde los de siempre pierden.
Quiero volver con mi madre,
a la paz de tus entrañas,
¿Qué pinto yo en este perverso pandemónium
donde las marionetas se mueven
bajo la fiebre del oro?
Quiero volver a navegar
en tu dulce líquido amniótico
donde mi alma flotaba
en paz y felicidad.
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