Pienso en tu sexo
y los poetas me regalan
una canción de alborada.
Yo quiero bucear
en esas líquidas regiones
que van a dar a la mar,
que es el morir.
Pienso en tu sexo
y a veces tengo miedo de los tiburones,
criaturas sin maneras,
delirio obsesivo
de muchos odontólogos.
Pienso en tu sexo
e imagino
que aún es posible la alegría.
Y el fuego me dice
que me llamo voluptuosidad.
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